lunes, 3 de agosto de 2009

Vacaciones en Julio

A veces los colores de Padules, como una obra de arte, pueden apreciarse mejor si te alejas un poco. Es bueno cambiar de vez en cuando para comprobar que hay cosas buenas de las que disfrutar y aprender. Y también para comparar, para ver lo que no nos gusta y echar de menos y valorar más lo que tenemos habitualmente. Esto sucede cuando salimos de nuestro pueblo y nos damos cuenta de lo que hay por ahí: bueno y malo. Yo después de estos días de vacaciones confirmo que como el pueblo no hay nada y que hasta el calor y el frio de Padules me gustan más. Es que esto de la pasión por el pueblo nos pasa a muchos. El sábado me decía alguien en el Marchalejo que cuando bajaba a Almería y pasaba el arquillo se le ponían los pelos de punta, le daba una subida de tensión, le entraba un aflojón y se mareaba. Y que cuando venia de vuelta y pasaba el arquillo se recobraba milagrosamente y le daban ganas de saltar de piedra en piedra sintiéndose un pajarillo en libertad. Y es que eso es así y por eso he pensado que lo ideal seria que cuando se está fuera del pueblo por cualquier razón y para no pasar estas calamidades deberíamos tener siempre en nuestras manos la llave del pueblo y que con esta llave pudiésemos abrir todas las puertas. Entonces imaginad que bajamos en el ascensor con la bolsa de la basura y justo en la misma acera: una puerta cualquiera, pues cogemos la llave, la abrimos y entramos a Padules y damos un paseo por la Vega de arriba o por las calles del Llano en una noche de verano. Cuando ya estás tranquilo pues te sales del pueblo y coges el ascensor y a dormir. Lo raro iba a ser que alguien que esté sentado tranquilamente en su silla en la calle Romero Rivas te dijera: Buenas noches, ¿pues no estabais ahora en Almería? tú le respondieras: Buenas, si allí llevamos unos días pero es que al salir a tirar la basura he dicho de darme un paseillo a tomar el fresco por aquí por el Llano. O que uno esté de compras con la mujer y en ese momento, en que te desesperas mientras ella se eterniza mirando precios de ropa, cojas tu llave de Padules, abras cualquier puerta y te metas en el pueblo a sentarte a la sombra de un olivo. La dependienta se quedaría de piedra cuando tu mujer al ir a pagar le dijera Espere señorita que es que mi marido lleva la cartera y se ha acercado al pueblo un momentillo. O que estés en Torrecardenas y cuando ya estás con el aflojón de ver tanta bata blanca cojas tu llave de Padules, abras la puerta de rayos X y ¡zas! te sientes en el pollo del reducto.

¿Exagerado? ¡qué va! Hay que hacer pronto un llavero de Padules con la llave Abrepuertas. Si a alguien se le ocurre hacerlo que no se le olvide que yo llevo una comisión porque esos llaveros se iban a vender como rosquillas.

¡Lo que tira el pueblo, Dios mío!

COLORES DE PADULES POR LAS MEJORES PLAYAS DEL MUNDO

¿Donde están las mejores playas? ¡En Padules!, ay perdón, digo en Almería. Si señor en Almería tenemos las mejores playas, en Cabo de Gata para ser más exactos. Ahora en estos días de vacaciones me he dado algunos baños en las playas del Parque y creo que en verdad son el último paraíso. Sin hoteles, sin urbanizaciones y con el agua cristalina.
Una ruta que recomiendo es salir a las 8,30 de Almeria, (que no se olvide una nevera con hielo, cervezas, bocadillos, fruta y agua) desayunar en la cafetería del cruce de Cabo de Gata--San Jose. Luego seguir a San Jose y antes de entrar en el pueblo desviarse a la izquierda a la cala Higuera, bajar y darse un baño a las 10.





Es una cala pequeña pero con mucho encanto. Luego ir a Genoveses, mojarse, salir y darse otro baño de diez minutos, tirar para Monsul y coger un sito para quedarse allí con la sombrilla y la Nevera a tomarse un bocata y una cerveza, y bañarse hasta que entren ganas de echarse una siesta.









A las 5 y después de otro baño ir al pueblo de San Jose a tomarse un helado italiano en la plaza y seguir para la Isleta y darse un baño sobre las 7. Y sin pereza en dirección a Rodalquilar y por fin a las Negras. En la terraza del Cacho en las Negras tomar unas cañas (sin alcohol) y a las 11 volver para quedarte rendiico. Esperemos que estas playas se mantengan así por mucho tiempo porque no me gustó mucho lo que vi en Las Negras. Han cambiado, han perdido mucho, es un lugar que a diferencia de la Isleta ha ido creciendo pero perdiendo. ¿Se puede crecer y perder? Sí y el ejemplo es Las Negras. Un solo teléfono publico en 1985 y una sola tienda, la de Carmen. Una calle que bajaba a la playa, dos bares y un mar donde se celebraba el campeonato de pesca submarina. Un paraíso para disfrutar. Hoy es otra historia, bloques de casas, centros y locales comerciales, bares, lanchas deportivas, ruido, centro atascado de coches, una playa que ha perdido mucho, un mar donde según la gente han tenido que traer crías de peces porque no hay pesca, etc. Quizás ese sea el progreso pero no me gustó.

EL MARCHALEJO

No hay nadie en Padules que no conozca el Marchalejo. Hace muchos años ya desde niños sabíamos que al venir de las Canales siempre había una recompensa que era un campuzón en la balsa del Marchalejo. El agua que mana por todos lados esta helada y cuando te das un baño te deja el cuerpo nuevo y la mente despejada. Si el agua es una bendición, el pasar un rato en el cortijo del Marchalejo te deja una grata sensación de paz y tranquilidad. Es un verdadero placer comprobar que en el Marchalejo, en estos últimos cincuenta años, algunas cosas no han cambiado. A veces cuando pasan tantos años otros cambios son casi inevitables, sobre todo en las personas. Me vienen recuerdos de Antonio Sedeño (padre) y de Pepe Ferre que ya no están con nosotros y que fueron personas que han vivido estrechamente la historia del Marchalejo.

Estoy seguro que a pesar de todas las adversidades que siempre acompañan a la agricultura, ellos fueron muy felices cultivando, podando, y en definitiva trabajando en esta finca a la que sus dueños y la naturaleza le han dado un don especial de amabilidad, exuberancia, tranquilidad, hospitalidad, frescura y belleza. Todos sabemos lo ingrata que es la agricultura y me puedo imaginar el trabajo y sacrificio que supone llevar la finca del Marchalejo. Si en otros tiempos fue por necesidad ahora está claro que no. Ahora requiere invertir dinero y quitarle tiempo a la familia. Por eso admiro a Antonio Sedeño (hijo) que sólo por el recuerdo de su padre con el que vivió allí tantos momentos buenos y malos y por el enorme cariño que le tiene a la finca sigue con empeño decidido a mantener el espíritu de un rincón de Padules que a todos nos contagió alguna vez en nuestras vidas.











Hablando del Marchalejo os cuento que el domingo pasado estuve en el Marchalejo donde por iniciativa de Jose Luis y la siempre disposición de Antonio Sedeño se nos invitó al grupo de teatro Entinguerengues a degustar una riquísima paella valenciana. Desde las 10,30 de la mañana que empezó los preparativos hasta las 14,30 estuvo Jose Luis cocinando y mimando todos los ingredientes que al final dieron esa sabrosa paella de la que no quedó ni rastro. También Mari Carmen nos sorprendió en el café con una torta que eso si que es una torta. Hay equipos de fútbol que hacen su pretemporada en Suiza o en Escocia y nosotros no vamos a ser menos y hacemos también la pretemporada. Pero es que también hacemos algunas pretemporadas más porque hemos visto que el equipo rinde más. La primera en verano con unos ejercicios gastronómicos que nos dan la suficiente fuerza y fondo para el otoño. La segunda en otoño porque el invierno es muy duro. La tercera con un viaje cultural para relajarnos de tanta pretemporada y la cuarta y la quinta y la sexta a libre elección durante el resto del año. Total que Jose Luis que es un fan de Entinguerengues ha empezado a animarnos y ya ha anunciado un arroz especial para septiembre. Con gente así ganamos la liga, y todas las Copas que hagan falta, no de vino ¿eh? que luego Maria Barea se enfada.

Hablando de Maria Barea y Maria Cobo faltaron porque ya me he enterado que Maria tuvo un pequeño accidente casero y se fracturó una costilla. Desde aquí un abrazo lleno de cariño para que te recuperes Maria. Que sepas que te echamos de menos. Los que faltaron tendrán que traer un justificante médico.

La paella fue la excusa y otra vez pasamos un día que nos deja como siempre buenos recuerdos. Baños en la balsa, cerveza sin alcohol, vino, tapas, canciones (que no falte otra vez una guitarra) y un café siesta en la cueva del Marchalejo con el mejor aire acondicionado. No se puede pedir más.





Después de un par de semanas echo de menos Padules, me voy pal pueblo pero ya.

Besicos de colores para todos.